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Atractivo


Lo atractivo es cuestión de enfoques. El estándar de belleza, ha cambiado con los años, diferentes épocas, figuras y pesos.

La influencia de los modelos de revista, Hollywood, cirujanos plásticos, negocios de pastillas adelgazantes, productos milagro, cremas anti arrugas, la moda de la ropa talla cero y menos cero, depilarse de pies a cabeza, uñas, pestañas, chongos y pompas postizas, inyecciones, “botox”, hilos de oro, ácidos, colágenos, rellenos, retoques… los hombres no se quedan atrás con las nuevas tendencias metro sexuales, cremas, gimnasios, suplementos para verse atléticos, injertos de pelo, depilaciones para disimular, en fin… que la imagen de una mujer bella o un hombre guapo, a veces nos hacen olvidar los afrodisiacos más potentes.

No hay nada mejor que una mirada que cautiva, una inteligencia que encanta, un olor a piel, a caricia, a sensación. Nada como la sensualidad de un buen trato, una plática interesante, un compartir carcajadas. La increíble química que se despide cuando nos hablan pausado, sin prisa, muy cerca… Cuando existe la expectativa de un toque, un roce, un acercamiento. Esos momentos en que los poros de la piel se erizan en un aproximarse ingenuo, inocente, inesperado. El escalofrío que recorre la espalda con un simple cruce con unos ojos profundos y enigmáticos, con el misterio de las posibilidades cercanas.

Y no importa (al menos para mí) si el individuo en cuestión esta panzón, pelón, o no es un modelo de revista, no existe nada más atractivo que una sonrisa sincera, plena, y con gracia. Absolutamente cautivador un trato atento y detallista, donde en realidad, y por trillado que parezca, nos enamoramos del alma.


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